Inicia el cónclave para elegir al 267º Pontífice

Los preparativos para el cónclave terminaron, oficialmente comienza la elección para decidir quién ocupará la Silla de San Pedro, desde la reconocida Capilla Sixtina, donde 135 cardenales, procedentes de 71 países de los cinco continentes, elegirán al 267º Pontífice, pero ¿cómo se escoge al nuevo papa?

Votación en el cónclave

Una vez reunidos los cardenales que cumplen con la condición de ser electores-deben tener menos de 80 años- son encerrados dentro de la Capilla Sixtina donde se les entregará una tarjeta de forma rectangular donde escribirán el nombre del “elegido”.

Una vez distribuidas las papeletas, el último cardenal diácono sortea, entre todos los cardenales electores, tres escrutadores, tres encargados de recoger los votos de los enfermos y tres auditores, antes de que comience la votación.

Antes de que los electores comiencen a escribir, el Secretario del Colegio Cardenalicio, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y los Maestros de Ceremonias deben abandonar la Capilla Sixtina, después el último Cardenal Diácono cierra la puerta, abriéndola y cerrándola tantas veces como sea necesario.

Al finalizar de escribir y doblar la papeleta con el nombre de quién los cardenales desean escoger, caminan hacia el altar, sosteniéndola en alto de forma visible para todos, para después colocarla en un receptáculo cubierto con un plato y diciendo en voz alta lo siguiente: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”.

Una vez que todos los cardenales electores han depositado sus papeletas, estas son mezcladas para garantizar anonimato y aleatoriedad. A continuación, se verifica que el número de papeletas coincida con el total de votantes. Si no es así, los votos se anulan y se repite la votación.

En caso de coincidencia, comienza el escrutinio. Tres cardenales, conocidos como escrutadores, se encargan del recuento. El primero abre cada papeleta, el segundo verifica el nombre y el tercero lo lee en voz alta, mientras el resto de cardenales lo anota en una hoja especial.

Si se encuentran dos papeletas pegadas entre sí, y tienen el mismo nombre, se contabilizan como un solo voto. Si presentan nombres diferentes, se anulan ambos, pero sin invalidar el resto del proceso.

Una vez completado el conteo, las papeletas se ensartan en un hilo y se conservan hasta que son quemadas en una estufa especial. Si no hay elección, el humo que sale por la chimenea es negro. Si un nuevo Papa ha sido elegido, el humo se torna blanco, anunciando al mundo el resultado del cónclave.

¿Cuántos votos se necesitan?

Para alcanzar el quórum necesario se requieren dos tercios de los votos. Ya que el número de cardenales varía en todos los cónclaves, la cantidad de votos para anunciar al nuevo Papa, no siempre es la misma, actualmente se necesitarán 89 votos para saber quién será el nuevo sucesor. 

¿Cuánto dura el cónclave?

El cónclave se extiende el tiempo que sea necesario y se divide en hasta cuatro votaciones por día: dos en la mañana y dos en la tarde. Si después de tres días no se alcanza una mayoría suficiente, las votaciones se suspenden por un máximo de un día. Ese tiempo se destina a la oración, la reflexión y una exhortación espiritual a cargo del cardenal decano de los diáconos, con el fin de promover el consenso.

Si tras siete nuevas votaciones aún no se ha logrado elegir al nuevo pontífice, se concede otra pausa, esta vez con una intervención espiritual del cardenal decano de los presbíteros. El proceso se repite hasta que uno de los candidatos obtenga al menos dos tercios de los votos.

El cónclave más largo registrado en la historia fue el de 1268-1271, que duró casi tres años. Ante la falta de acuerdo entre los cardenales, los ciudadanos de Viterbo, Italia, donde se realizaba el cónclave, llegaron incluso a encerrar a los cardenales y reducir su alimentación para presionarlos a tomar una decisión. Finalmente, eligieron al Papa Gregorio X.

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