La muerte del papa Francisco a los 88 años impactó en el mundo, su cercanía con los marginados y los más necesitados lo convirtió en el “Papa del pueblo”. También muchos recuerdan su gran amor por el fútbol y su pasión por San Lorenzo, muy característicos de su cultura argentina.
Jorge Bergoglio era un joven del barrio porteño de Flores, fanático del fútbol y en especial del Ciclón, pero era un ‘pata dura’: no jugaba bien.
“Siempre me gustó jugar al fútbol, daba igual que no fuera muy bueno. En Buenos Aires, a los que eran como yo los llamaban “pata dura”. Algo así como tener dos pies izquierdos. Pero jugaba. “A menudo hacía de arquero”, explicaba, ocho décadas después, el papa Francisco en su autobiografía “Esperanza” (2025), escrita a partir de conversaciones con el periodista italiano Carlo Musso.
Aquel futbolista “feliz”, pese a ser un “pata dura”, nacido el 17 de diciembre de 1936 y fallecido este lunes 21 de abril en su residencia de la Casa Santa Marta, se convirtió en 2013 en la máxima autoridad de la Iglesia Católica.
Bergoglio exhibió desde el comienzo su amor por el fútbol, un gesto poco frecuente en los ocupantes de la Silla de San Pedro. De igual forma, recibió en la Santa Sede a delegaciones de equipos de todo el mundo y saludó, con especial efusividad, a cuantos feligreses le salían al encuentro con camisetas de Argentina y, especialmente, de San Lorenzo.
El amor del papa por San Lorenzo de Almagro
Mientras jugaba en el potrero, Bergoglio soñaba con el fenomenal ataque de Rinaldo Martino, René Pontoni y Armando Farro, una delantera que recitó durante toda su vida, como el resto de la formación del equipo de San Lorenzo de 1946 -campeón en Argentina y protagonista de una inolvidable gira por España y Portugal-, aquel equipo del que se enamoró cuando su padre lo llevaba al Viejo Gasómetro.
“Vi casi todos los partidos en casa del campeonato de 1946, que ganaríamos pocos días antes de que yo cumpliera 10 años y, más de 70 años después, tengo presente a aquel equipo como si fuera ayer: Blazina, Vanzini, Basso, Zubieta, Greco, Colombo, Imbelloni, Farro, Martino, Silva… Los diez magníficos. Y luego… Luego estaba Pontoni. René Alejandro Pontoni, el centrodelantero, el goleador de San Lorenzo, el que arrastraba el “Ciclón”, mi preferido”, recordaba en el citado libro.
San Lorenzo migró de aquella cancha al Nuevo Gasómetro, que en la actualidad alberga en su museo una estatua de Francisco, en la que aparece ataviado con la sotana, la esclavina y el solideo papal, mientras una bufanda azulgrana rodea su cuello.
Tras aquel mítico San Lorenzo de los años cuarenta, Bergoglio, ya como papa Francisco, disfrutó de otro equipo del Ciclón que hizo historia, ya que el equipo ganó la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) Libertadores el 13 de agosto de 2014.
El equipo de rojiazules publicó en sus redes oficiales su despedida al Papa Francisco horas después del anunció de su fallecimiento, con múltiples fotografías, donde el Santo Padre aparece junto con la camisa, entre otras mercancías del club de fútbol argentino.
“Envueltos en un profundo dolor, desde #SanLorenzo hoy le decimos a Francisco: ¡Adiós, gracias y hasta siempre! ¡Estaremos juntos por la eternidad!”, así se despedía el equipo de San Lorenzo, de quien en vida fue uno de sus mayores fanáticos.
David Galo



